Actualidad / Colectivización

El arte del No en un mundo otro

La charla debate del pasado jueves 29 de mayo, dedicada este mes a Arte y Creación. Cultura y Revolución, contó con la presencia de dos personas excepcionales: la artista Núria Güell y el profesor Marti Peran, que abordaron las Estrategies artísticas para el ahora y notas para después, en relación al arte en el contexto de un mundo otro (otro mundo posible, claro).

Núria Güell analiza la ética practicada por las instituciones que nos gobiernan y detecta los abusos de poder cometidos por la «legalidad» establecida y la moralidad hegemónica. Durante los últimos años he desarrollado el concepto de aplicación legal / moral desplazada para definir la metodología de trabajo con que estructura sus proyectos, que se basa en analizar un principio legal o moral y aplicarlo en la dirección opuesta, invirtiendo la relación de poder y con este pequeño giro desencadenar un cuestionamiento de lo establecido. Los proyectos resultantes de las ALD tienen un carácter más activista en tanto que generan recursos para modificar la realidad a diferencia de las AMD que son de corte más reflexivo. Es socia y activa colaboradora de la CIC y actualmente expone en el MACBA (hasta finales de agosto), dentro de La realidat invocable, su proyecto Negro sobre blanco, donde busca la incidencia directa en la realidad. Por ello, con la complicidad de los migrantes desalojados de unas naves industriales del barrio barcelonés del Poblenou ha creado el marco legal de la Cooperativa Cal África. La organización cooperativa es una herramienta que permite hacer contratos de trabajo a sus miembros, y de esta manera regularizar su situación. Algunos integrantes de la cooperativa han sido contratados en el contexto de exposición para llevar a cabo tareas diversas.

Martí Peran, por su parte, es profesor de Teoría del arte en la Universidad de Barcelona, crítico y curador de exposiciones. Ha colaborado en diferentes catálogos y libros de arte contemporáneo y es coeditor de Roulotte, y, además, colabora en periódicos y revistas especializadas (Exit Express, Artforum International).

[Fotos de Joel Aram.]

El arte como cobijo de proyectos políticos

«La única diferencia entre un falsificador de moneda y un banco que crea dinero de la nada es el poder», dijo la artista Núria Güell durante su intervención, centrada, primero en la desobediencia económica, que abordó, por ejemplo, la Reserva Fraccionaria, y que incluso fue criticatda por gente que luego formaría parte del núcleo del 15M, porque no les parecía ético este tipo de acción, como el de Manual de expropiación a la banca, o, posteriormente, el Manual de desobediencia económica.

En Reserva Fraccionària definió un plan maestro que se proponía aplicar a la banca la misma ley que regula su actividad generadora de dinero así como visibilizar este funcionamiento, que conscientemente se mantiene oculto a la población. Para ello creó varias plataformas de difusión y formación a la población sobre estrategias para expropiar dinero a entidades bancarias, creando dinero a partir de la nada, del mismo modo que hace la banca.

La primera fase fue la realización de un encuentro pedagógico bajo el título “¿Cómo podemos expropiar dinero a entidades bancarias?». Los expropiadores Lucio Urtubia, Enric Duran y el economista Qmunty explicaron diferentes estrategias de expropiación así como la estrategia real que utiliza la banca para crear dinero actualmente. La segunda fase fue la creación y publicación de un manual con las diferentes estrategias de expropiación, asesoramiento legal y textos reflexivos. Este manual se ha insertado y distribuido gratuitamente en diferentes lugares del espacio público y de la web 2.0, y posteriormente fue publicado por la editorial Melusina.

También mostró los proyectos relacionados con la inmigración en Suecia, dando ejemplo de cómo utilizar las instituciones desde la actividad creativa para las finalidades revolucionarias.

Resurrección fue un proyecto para la exposición contra Franco, en colaboración con Enric Duran y otros. Revivieron una guerrilla de los maquis catalanes, asesinados por las tropas franquistas, para hacer una acción antifranquista hoy en día. Para ello cambiaron el consejo rector de una entidad con los nombres de los maquis y consiguieron una tarjeta de crédito con la que compraron a la Fundación Francisco Franco todo de recuerdos (souvenirs), que posteriormente enterraron en cunetas de los pueblos y que nunca se pagaron. Más allá de la estrategia, se trataba de hacer entender el arte como un paraguas en el que cobijar diversos proyectos políticos.

Estrategias artísticas para el ahora y notas para después

Para el profesor Martí Peran la idea se deduce del título de su intervención: situarnos supuestamente a la sombra de la hipótesis de un “mundo otro”, mejorado, ante el que nos preguntábamos si valía la pena pensar algo en relación al mundo del arte. Una pregunta naïf, ingenu , pero igualmente pertinente .

De una manera muy racional pareció que la manera de responder era de dos niveles: como trabajar hoy para ensanchar la brecha para un cambio de situación (roles que ilustran los trabajos de Núria Güell , mientras que a él le tocaba el papel estrambótico, más juguetón, no tanto comprometido, de decir, de construir una batería de ideas cápsula alrededor de esta tesitura posible.

Punto de partida crucial, fundamental: recordar que en nuestro modelo cultural occidental la idea del arte tal como la tenemos interiorizada es un concepto que emana de unos intereses de clase, un paradigma ubicado en el setecientos, cuando la burguesía se convierte en la clase dominante, que utiliza la esfera de producción de imaginarios desde la que mostrar su discurso. Haríamos poco trabajo si nos preguntáramos el rol del arte en este mundo otro sin tener en cuenta este constructo de clase que vehicula sus modelos y valores a través del arte. El arte burgués en el mundo otro no tendría lugar .

Segundo punto: si en este mundo otro el arte burgués no tiene cabida, qué tipo de otro quehacer artístico, de pensar y gestionarlo, nos podría interesar? El único rol que podría cumplir pasaría por ser el arte del No, es decir , el arte que lo que hace no es precisamente contribuir de una manera orgánica a la difusión de un sistema de valores, sino que de alguna manera, en su ADN instalado, sospecha de todo, lo niega todo, lo pone todo en duda. Un arte del No, del pensamiento negativo, que se convertiría en modelo de algo que es fundamental: la posibilidad de la irreductibilidad, de no dejarse reducir, identificar, bajo ningún concepto, no dejarse encerrar. Sería el arte del No en la medida en que lo que ofrece siempre rebasa los conceptos. El arte ya no vehicula un sistema de valores, sino que lo parasita, lo extraña, incluso lo dinamita, como explicaba Nuria en su proyecto Reserva Fraccionaria .

La idea de permanecer en la negativa es potente en un doble sentido: sólo es, en primer lugar, en esta irreductibilidad, que el arte estaría ofreciendo materiales, restos, desde los que podríamos estar constantemente pensando nuevos paradigmas. La idea sería, desde otra perspectiva: cómo garantizar que no habrá ninguna otra definición de las posibles definiciones de política, ética, estética que sean estancos. Pues, sospechando siempre desde cualquier definición. La garantía de la sospecha vendría de lo que rebasa las definiciones de la oferta artística; la garantiza provocando (la vanguardia fue apologeta) extrañeza y te invita a tropezar con lo extraño, con lo ignoto, con aquello en lo que disfrutas de ignorancia. Lo que dice Marina Garcés reabrir la guerra del valor: quiere decir que queremos tomar la palabra para participar en la definición de donde permanece el valor. Caso de la vivienda : ¿por qué no es un valor definido desde el derecho en vez del hecho patrimonial?. La extrañeza vehiculada de la insensatez del arte puede ayudar.

La tercera idea: en este mundo otro, todo naif, no podemos obviar plantear si el arte podría tener un cierto rol desde una perspectiva antropológica. Desde esta perspectiva, es cierto que la antropología nos ha enseñado que la dimensión humana es bastante poliédrica porque más allá del homo faber hay otras dimensiones, como la del hombre ludens o el homo esteticus … Lo que ha pasado en términos absolutamente panorámicos es que el modelo del hombre productivo (faber) se ha puesto al servicio de la lógica del capital; la idea de la capacidad de producir ha subyugado al hacer productivo, cuando en realidad el antigor no estaba escindida de las otras actividad del homo. La poética invoca precisamente esta capacidad de hacer, no en términos económicos, sino de multiplicación, de generación, de mundo. Habría, pues, que rehabilitar el hecho no productivo y volver a implementarlo con los otros hechos del homo (Robert Fillou) .

La siguiente idea tiene que ver con el hecho de que como infectados y víctimas de la historia en la que se nos ha instruido aceptamos que el arte cumple una función mitológica . Forma parte de pensarlo quizás negativamente. La cosa, pues, se complica, porque el mito tiene dos funciones: primero, garantizar la conservación de valor, lo que casa mal con el No, de manera que se ha de repensarlo todo, el valor; la segunda dimensión, es construir comunidad en torno al valor conservado. Hay dos dimensiones del mito: construye valor y conserva valor.

En cuanto a la estrategia de aplicación legal desplazada, si el arte tiene esa dimensión mítica pasa porque la desarrolla en la construcción de contramitos. Un mito que conserva la contraguerra del valor homo lucidus y esteticus. Esto lleva inevitablemente hacia el arte que se acaba encontrando e infectando con los movimientos sociales, allí donde de alguna manera se pide esta revisión de la función del valor. En el mito lo que se trata es de ir al mito primigenio, Ulises, el contramito, donde su identidad ya es la alteridad. No es retórico cuando decimos que hay un contramito que lo conserva no es el valor sino la apertura del valor.

A día de hoy, como avanzar en esta lógica del contramito? A través de los movimientos sociales, que pueden ser garantía de este contravalor. De hecho Nuria ablanda la idea de arte, porque no hace arte para hacer arte, sino que lo usa de cobijo para enseñar otras cosas. Por ejemplo, los colectivos neoyorquinos que utilizan espacios baldíos para realizar tareas de jardinería; o el inflable berlinés que se desplaza para hacer eventos vecinales con un carácter destinado en las comidas, espacios relacionales. Aportar la voluntad de hacer contramito es una dinámica que arrastra las prácticas artísticas de lo que se ha llamado los saberes menores.

Quinta cápsula: cuando ya hemos llegado hasta aquí nos hemos dado cuenta de que un montón de gente ya había imaginado en el siglo dieciocho y diecinueve todo tipo de utopías, aunque en algunas se obvió el alcalde del arte; en cualquier caso había dicho depósito histórico y, por tanto, ya se planteó, aunque algunas utopías que se llegaron a ensayar tropezaron por un exceso de ingenuidad. En este sentido se posicionaban en la línea que propuso David Harry ya que todas esas utopías la pifiaron porque se fiaron de las soluciones especiales. Desde Thomas Moro hasta los falansterios o la Barcelona de Corbussier pensaban que la forma de la vida, pensada de esa manera, sería todo felicidad. La única utopía que pensó también en el parámetro tiempo, el capitalismo, es la única que triunfó. Si se ha de construir un sueño habrá que tener en cuenta, además, de las soluciones formales, los procesos temporales. Habrá rehabilitado el concepto clásico de ¨ poner énfasis en el proceso ¨. Aquí es donde tenemos la tentativa de añadir una idea un poco ambiciosa. Si pensamos el proceso, donde encontramos la dinámica, el tempo, el discurrir del proceso. La clave nos la da Benjamin (y otras fuentes): el proceso se encuentra en la historia de los vencidos, ya que fueron vencidos porque soñaron algo que no se produjo . Si nos incorporamos en este proceso nos da la velocidad de crucero para llegar. En los trabajos de Nuria Güell hay ese capital simbólico que atraviesa los proyectos.

Finalmente, ante la poderosa pregunta del arte en un mundo otro, hay que reconocer que hay otra zona, que quizás debería ser contemplada, y es la de la neurobiología. La neurobiología ha demostrado sobradamente que la organización cerebral en diferentes hemisferios no representa en absoluto ninguna relación jerárquica, pero se ha potenciado uno, racional, por encima del otro, visual. La presencia del arte en un mundo otro podría ser un elemento de distorsión para generar un cambio desde los hemisferios cerebrales , ¿Por qué no reivindicar la razón desde el pensamiento olfativo , por ejemplo.

El arte tendría sentido en un mundo otro porque nos garantizaría la deseducación, agregó Martínen el debate a raíz de unos comentarios de Sergi Fàbregas. También se ha visto que el romanticismo surge del malestar, en una época de grandes fracasos, en la que sólo queda la poesía, el arte, como si ya no tuviera que quedar nada, a la manera de Holderlin. La celebración, el espectáculo,  el juego existe cuando hay juego.

En el debate, posterio , muy vivo, comentó la paradoja de vivir del no, de estar constantemente alerta, que debería ser el camino hacia el mundo otro, pero que quizás también sería necesario poder vivir en el Sí: a placer consumado, deseo renovado, agregó Peran.

De hecho, la dialéctica de la Ilustración iba por ahí; es más fácil plantearlo desde dimensiones propositivas: yo no soy el que me dicen que soy (definición desde el negativo, principio de indeterminación, que hacia « soy ese otro»). Hay que hacer, pues, una revolución simbólica .

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