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¿La Historia es el relato de los vencedores?

La Historia es el relato de los vencedores. La Historia con mayúsculas, la Historia Oficial que se alza con la rotundidad del monumento, articulando consensos y legitimando las estructuras del poder. ¿Pero quién cuenta la otra historia, la de los que no ganaron? ¿Quién remueve los escombros de aquellas vidas que ya no parecen importarle a nadie?

El pasado jueves 6 se presentó en Aurea Social el proyecto “Vencidxs, la memoria de nuestras luchas” del colectivo Date Cuenta. Un proyecto de memoria histórica que busca dar voz a los sobrevivientes de las luchas sociales durante la II República y la resistencia antifranquista que, tras ser llevado a cabo en una primera fase en formato de documental, ve la luz ahora convertido en una publicación financiada a través del portal lanzanos.com mediante micro-mecenazgo.

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En esa oportunidad se explicaron las características del proyecto; un largo proceso de cuatro años de trabajo durante los cuales se recopiló el testimonio de un centenar de sobrevivientes. “Las generaciones del miedo” como las llama Aitor Fernández, coordinador del proyecto, y cuya resistencia, precisamente a ese miedo, se ha constituido en el leitmotiv y enfoque articulador de la propuesta.

Aunque sin lugar a dudas el principal atractivo de la conferencia fue la presencia de tres de sus protagonistas directos: Manuel, Rafael y Joaquina, quienes mediante el relato de sus experiencias consiguieron darle un rostro y un nombre a los datos y a las fechas y traer al presente, como en un renovado acto de resistencia, esa historia ya casi olvidada de los vencidos. Porque más allá de la anécdota e incluso del mismo proyecto, ver a tres personas mayores recuperando sus recuerdos con una precisión asombrosa nos hace pensar inevitablemente en la magnitud de lo recordado. Como un hecho traumático que marcó sus vidas para siempre pero que al mismo tiempo las ha colmado de sentido, parecen decirnos que en realidad la lucha aún no termina, y lo que en un momento fue una reacción al fascismo, a la injusticia y a los horrores de la guerra, ha acabado por convertirse en un acto cotidiano de resistencia contra la dictadura del olvido.

Porque no “todo tiempo pasado fue mejor” es responsabilidad de todos preservar esos acontecimientos que la Historia Oficial trata de hacer desaparecer entre simulacros y consensos. No ya sólo por una obligación moral o por sensibilidad nostálgica, sino como un ejercicio de reflexión crítica que recupere ese saber tradicional según el cual aprender del pasado suponía entender el presente, para así construir de mejor manera nuestro porvenir.

[Crónica de Paulo Escobar.]

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