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Infancia y control social: desmontando mitos sobre la institución escolar

Nos hacemos eco del trabajo del pedagogo Mario Andrés Candelas publicado en el tercer número de la revista de pensamiento libertario Estudios («Control y obediencia», 2013). Ha sido traducido al catalán.

Este artículo se centra en la infancia y el control social que se ejerce sobre ella, establecido debido a la condición de futuro de la primera. Como institución destinada a la infancia, se analiza el papel que juega la escuela al respecto. Este análisis se realiza en torno al estudio de algunos mitos nacidos alrededor de la misma, relacionados con:

  1. La población objetivo, los niños y las niñas como futuro social a proteger, encubriendo intenciones de control relacionadas con la reproducción social.
  2. Sus orígenes, ya que se le atribuye una tradición milenaria inexistente.
  3. Los problemas de significación entre educación y escuela.
  4. Su supuesta defensa de los intereses comunes, basándose en una neutralidad ideológica que resulta imposible en educación.
  5. Su finalidad orientada a la desaparición de las desigualdades, cuando en realidad, en los últimos tiempos, estas desigualdades no han hecho más que aumentar.

Destacamos algunas citas:

«Consideramos que lo público (del pueblo), es aquello que pertenece y es gestionado por todos los implicados, tanto de forma directa o indirecta. En otra estrategia de ocultación más, el Estado/capital se ha erigido como el dueño y señor de lo público, haciéndonos confundir lo público con lo estatal. Como hemos visto a lo largo de este artículo, el sistema escolar no defiende los intereses de las personas, sino los intereses del Estado[x]. Por esto, la escuela estatal está lejos de poder ser considerada pública. Como recogen Rogero y Fernández de Castro[x], es necesario señalar la existencia de tres categorías claramente diferenciadas: lo público, lo estatal y lo privado, rompiendo de una vez por todas esa dicotomía público/privado con la que el Estado/capital pretende engañarnos.

En este marco donde los intereses del Estado/capital se priorizan frente a los públicos, las escuelas se erigen como espacios cerrados vetados para la participación y la opinión, tanto de la comunidad como de los niños y de las niñas. Las familias son vistas por la gran mayoría de los docentes como una amenaza a su trabajo, los centros son ajenos a las comunidades en las que se insertan y los niños y las niñas no cuentan como sujetos de identidad y decisión propia.»

«Hasta aquí nuestras apreciaciones sobre la institución escolar como herramienta en manos del Estado/capital destinada al control social-punitivo de la infancia, a la reproducción social, a la justificación de las diferencias sociales y al control de la excedencia. En nuestro análisis nos hemos ceñido al contexto del mundo desarrollado, pero existen trabajos interesantes de cómo han utilizado la escolarización los Estados en contexto de pueblos originarios como el elaborado por García Olivo[x] sobre México o el llevado a cabo sobre el pueblo Mapuche en Chile[x]. En estos casos se puede comprobar cómo la escolarización obligatoria es usada para desplazar la cultura autóctona, sustituyéndola por la cultura dominante, influyendo de forma determinante en el futuro de estos pueblos. Este es un proceso similar al que se vino dando a comienzos del siglo XX en Europa para intentar destruir la cultura de la clase obrera y sustituirla por la burguesa.»

Para valorar y apostar por los proyectos de educación alternativa y avanzar hacia formas de educación realmente públicas (populares, autogestionarias), dentro del objetivo general de una transformación integral de la sociedad y las personas, hay que desarrollar y poner sobre la mesa la crítica al sistema escolar hegemónico actual. En la CIC se está trabajando sobre el tema desde la Oficina de Educación.

El tercer número de la revista Estudios se puede descargar aquí (pdf) y el artículo en concreto en castellano aquí (odt).

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