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Concentración y acaparamiento de tierras y luchas populares en Europa

La coordinadora europea de Vía Campesina y la alianza Hands off the Land publicaron el año pasado un estudio sobre los actuales procesos de acumulación capitalista de tierras en el continente europeo, así como sobre las luchas populares que los denuncian y se oponen.

El estudio, en inglés, se puesde descargar en pdf aquí:

“Land concentration, land grabbing and people’s struggles in Europe”

Compartimos un resumen de las partes del trabajo y de las conclusiones, publicadas en tni.org:

Resumen

El informe, en que han participado 25 autores y autoras de 11 países, destapa el escándalo oculto de cómo unas pocas grandes entidades comerciales privadas se han hecho con el control de superficies de tierra cada vez mayores en Europa. También expone cómo estas “élites agrarias” han contado con la ayuda activa de una enorme inyección de fondos públicos en un momento en que la financiación pública en el resto de ámbitos está sufriendo grandes recortes. Si bien algunos de estos procesos –especialmente el de concentración de la tierra– no son nuevos, se han acelerado en las últimas décadas, sobre todo en Europa oriental. Por otro lado, también han allanado el camino para que en la escena europea aparezca un nuevo grupo de actores, tanto europeos como de otras regiones. Muchos de estos actores están vinculados con las cadenas de productos alimentarios básicos cada vez más globales y todos ellos buscan beneficiarse con la tierra como mercancía cada vez más sometida a la especulación.

El informe llega, entre otras, a las siguientes conclusiones:

1. La concentración de tierras va en aumento

La propiedad de la tierra en Europa se ha vuelto muy desigual y, en algunos países, alcanza niveles parecidos a los de Brasil, Colombia y las Filipinas, países conocidos por la desigualdad en la distribución de la tierra y en la riqueza basada en la tierra. Mientras que en la UE se registran unos 12 millones de fincas, las grandes fincas (100 hectáreas o más), que solo representan el 3 por ciento del total, controlan el 50 por ciento de todas las tierras de cultivo.

Esta concentración de propiedad de la tierra comenzó hace décadas, pero se ha acelerado. En Alemania, por ejemplo, de un total de 1.246.000 fincas en 1966/67, se ha pasado a apenas 299.100 fincas en 2010. De estas, la superficie de tierra que ocupan las fincas de menos de 2 hectáreas se redujo de 123.670 hectáreas en 1990 a solo 20.110 hectáreas en 2007, mientras que las fincas de 50 hectáreas o más ampliaron su superficie de 9,2 millones de hectáreas en 1990 a 12,6 millones de hectáreas en 2007.

En Europa oriental, la concentración de propiedad de la tierra se ha acentuado especialmente desde la caída del Muro de Berlín. Muchos agricultores y agricultoras estaban en quiebra cuando su país entró en la UE y los productos agrícolas de la Unión, altamente subsidiados, comenzaron a inundar sus mercados. En los primeros seis años, la mayoría de los pequeños agricultores y agricultoras ni siquiera tenía derecho a solicitar subvenciones de la UE, lo cual alimentó aún más la venta de fincas agrarias. Aquí, una nueva élite de especuladores/inversores consiguió hacerse con grandes extensiones de tierra.

Fondos públicos, a través de los subsidios pagados en el marco de la Política Agrícola Común (PAC), han promovido esta concentración de tierra y riqueza. En Italia, por ejemplo, en el año 2009, el 0,29 por ciento de las fincas accedieron al 18 por ciento del total de incentivos de la PAC, y el 0,0001 por ciento de estas (es decir, 150 fincas) acapararon el 6 por ciento de todos los subsidios. En el Estado español, el 75 por ciento de los subsidios repartidos en 2009 fueron acaparados por apenas el 16 por ciento de los principales productores. En Hungría, el 8,6 por ciento de las fincas obtuvieron en 2009 el 72 por ciento de todos los subsidios agrícolas.

Actualmente, el sistema de subsidios de la PAC se está cambiando para ofrecer subvenciones por hectárea de tierra agrícola. Esta medida puede desencadenar consecuencias imprevistas y, entre otras cosas, alimentar aún más el acaparamiento de tierras en la Europa oriental y mediterránea, ya que marginará a las pequeñas fincas y seguirá bloqueando la entrada de posibles nuevos agricultores y agricultoras.

2. El acaparamiento de tierras es un fenómeno creciente

La propiedad de la tierra en Europa se ha vuelto muy desigual y, en algunos países, alcanza niveles parecidos a los de Brasil, Colombia y las Filipinas, países conocidos por la desigualdad en la distribución de la tierra y en la riqueza basada en la tierra. Mientras que en la UE se registran unos 12 millones de fincas, las grandes fincas (100 hectáreas o más), que solo representan el 3 por ciento del total, controlan el 50 por ciento de todas las tierras de cultivo.

Esta concentración de propiedad de la tierra comenzó hace décadas, pero se ha acelerado. En Alemania, por ejemplo, de un total de 1.246.000 fincas en 1966/67, se ha pasado a apenas 299.100 fincas en 2010. De estas, la superficie de tierra que ocupan las fincas de menos de 2 hectáreas se redujo de 123.670 hectáreas en 1990 a solo 20.110 hectáreas en 2007, mientras que las fincas de 50 hectáreas o más ampliaron su superficie de 9,2 millones de hectáreas en 1990 a 12,6 millones de hectáreas en 2007.

En Europa oriental, la concentración de propiedad de la tierra se ha acentuado especialmente desde la caída del Muro de Berlín. Muchos agricultores y agricultoras estaban en quiebra cuando su país entró en la UE y los productos agrícolas de la Unión, altamente subsidiados, comenzaron a inundar sus mercados. En los primeros seis años, la mayoría de los pequeños agricultores y agricultoras ni siquiera tenía derecho a solicitar subvenciones de la UE, lo cual alimentó aún más la venta de fincas agrarias. Aquí, una nueva élite de especuladores/inversores consiguió hacerse con grandes extensiones de tierra.

Fondos públicos, a través de los subsidios pagados en el marco de la Política Agrícola Común (PAC), han promovido esta concentración de tierra y riqueza. En Italia, por ejemplo, en el año 2009, el 0,29 por ciento de las fincas accedieron al 18 por ciento del total de incentivos de la PAC, y el 0,0001 por ciento de estas (es decir, 150 fincas) acapararon el 6 por ciento de todos los subsidios. En el Estado español, el 75 por ciento de los subsidios repartidos en 2009 fueron acaparados por apenas el 16 por ciento de los principales productores. En Hungría, el 8,6 por ciento de las fincas obtuvieron en 2009 el 72 por ciento de todos los subsidios agrícolas.

Actualmente, el sistema de subsidios de la PAC se está cambiando para ofrecer subvenciones por hectárea de tierra agrícola. Esta medida puede desencadenar consecuencias imprevistas y, entre otras cosas, alimentar aún más el acaparamiento de tierras en la Europa oriental y mediterránea, ya que marginará a las pequeñas fincas y seguirá bloqueando la entrada de posibles nuevos agricultores y agricultoras.

3. Se está bloqueando la entrada de nuevos agricultores y agricultoras (jóvenes)

Esta es una dinámica sin precedentes del acaparamiento y la concentración de tierras. La estructura del sistema de subsidios de la PAC y las políticas nacionales que la acompañan no fomentan que entren en el sector de la agricultora nuevos agricultores y agricultoras, jóvenes en su mayoría. Este ya era un problema grave antes, pero ahora, en el contexto de la creciente concentración y acaparamiento de tierras, ha empeorado. El sistema de subsidios de la PAC, tanto el vigente como el previsto, solidificará probablemente la barrera a un acceso más democrático a la tierra y la entrada a la agricultura por parte de los y las jóvenes. El acceso a la tierra es una condición básica para alcanzar la soberanía alimentaria en Europa.

Si se puede leer alguna nota positiva en la situación actual es que en toda Europa hay muchos y muchas jóvenes que desean dedicarse a la agricultura, a pesar del extendido mito de que estos ya no están interesados en ella. Este creciente interés por dedicarse a la agricultura es en parte fruto del creciente interés por la comida sana y local, y la agricultura sostenible entre los jóvenes.

Sin embargo, la dura realidad de las políticas agrícolas europeas significa que estos futuros agricultores están perdiendo pequeñas parcelas de tierra o se les está negando el acceso a ellas. Los ganadores de la creciente concentración y acaparamiento de tierras son las grandes fincas industriales, que se aferran a un sistema agrícola que tiene importantes costes ambientales y sociales.

4. Las luchas agrarias y populares están creciendo y extendiéndose

Afortunadamente, la esperanza de detener y revertir el acaparamiento de tierras en Europa se encuentra en muchos de los mismos grupos sociales que están siendo desposeídos y marginados. Todos los casos analizados en el informe destacan cómo en toda Europa están surgiendo nuevos movimientos, tanto rurales como urbanos, e integrados por personas de todas las ocupaciones y clases sociales. Sus acciones, como en muchas regiones del mundo, son de carácter defensivo ante la concentración y los acaparamientos de tierras, pero también son de tipo propositivo y buscan ocupar tierras y promover alternativas. Entre otros, el informe recoge el caso de la comunidad de Narbolia, en Cerdeña, que se está movilizando contra el uso de tierras de alto valor agrícola para albergar grandes proyectos de invernaderos solares, y el caso de la lucha contra el proyecto de aeropuerto de Notre Dames des Landes, en la ciudad francesa de Nantes.

En lo que se refiere a luchas propositivas, el informe destaca el caso del Sindicato de Obreros del Campo (SOC) en Andalucía, a través del que agricultores sin tierra están ocupando colectivamente tierras y cultivándolas usando técnicas agroecológicas, y de SoLiLA en Viena, donde los y las jóvenes se están movilizando y “okupando” tierras urbanas fértiles para desarrollar una agricultura sostenida por la comunidad y huertos urbanos, evitando así que su uso se convierta a proyectos comerciales urbanos.

Estas luchas están transformando los espacios urbanos y rurales en nuevos campos de batalla en la pugna por controlar la dirección que debe seguir la agricultura europea.

Conclusión

Un examen de las dinámicas agrarias en Europa apunta a la necesidad de replantear la idea convencional de que los problemas de tierras contemporáneos solo afectan al Sur Global. En primer lugar, pone de manifiesto que el acaparamiento de tierras es un tema de crítica importancia hoy en día, pero no es el único problema urgente e importante en materia de tierras en el mundo; la cuestión de la concentración de la tierra es igual de urgente e importante, y seguramente es más significativo, como mínimo en el contexto europeo.

En segundo lugar, revela que la concentración y el acaparamiento de tierras no solo se producen en países “en desarrollo” del Sur, sino que ambos fenómenos se están dando en Europa hoy en día.

En tercer lugar, y como sucede en otros lugares del mundo, apunta hacia la esperanza que inspiran las luchas populares contra la concentración y el acaparamiento de tierras en toda Europa. Estas luchas subrayan la apremiante necesidad de seguir desarrollando una lucha política verdaderamente transnacional contra los cercamientos contemporáneos de uno de los recursos más vitales para la humanidad: la tierra en la que vivimos.

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One Comment

  1. Cuando usaba Facebook (ya me mudé a Diáspora) tenía una página llamada Un pueblito para mi, buscaba que algunos de los pueblos del interior de Argentina me cedieran un par de hectáreas en lugar de llorar miseria. Más tarde encontré una ONG donde muchos pueblitos pedían subsidios … para dedicarse al turismo :S